lunes, 22 de agosto de 2011

La Biblia y la justicia, ¿a secas o social?

Después de revisar diccionarios bíblicos sobre el concepto de justicia y las aproximaciones de los diversos vocablos, sus campos semánticos y sus significados, tengo la creciente impresión de que, como suele suceder en varios idiomas, la idea de justicia es siempre comunitaria. Es más, se nos sugiere en la revisión del material que el concepto individual de justicia no existe excepto cuando se aplica a la fuente de la justicia, Dios. Si eso es cierto, hay varias implicaciones que nacen de esa observación.
La primera es que la idea de justicia “social” es una redundancia y un sin sentido, al aplicarla a la idea bíblica de justicia, en tanto y en cuanto, la Biblia no conoce otra idea de justicia que aquella que tiene proyección dinámica hacia el prójimo. Se trate de la justicia del derecho “no tuerzas el derecho”, o de “La justicia, la justicia seguirás” (Dt. 16:19,20) siempre va de un ser humano a otro. La justicia es sinónimo de salvación en Isaías 40 al 55, y esa comparación subraya el carácter comunitario de ella.  
La segunda idea que surge de esta observación es que la justicia social no subraya la equidad sino la niega en tanto requiere una autoridad que determine casuísticamente lo que se debe dar a cada quien. Sum cuique, a cada quien lo suyo, rezaba el dictum distributivo aristotélico. ¿Quien determina que honores deben darse a cada quien? ¿Quién estipula qué bienes deben entregarse a cada quien? La falta de equidad autoritaria de un monarca. En la Biblia la justicia como equidad tiene un papel muy importante. Es decir, “no hace acepción de personas” (Dt. 15:19; Dt.23:3,6;). http://eticaderechoylibertad.blogspot.com/2009/09/la-igualdad-economica-de-hoy-y-los.html
La tercera idea es que en la justicia distributiva la autoridad, el poderoso o el fuerte, quien generalmente sesga el resultado de la justicia social, no prevalece en la Biblia. La justicia no es opinión de mayorías (Ex. 23:2; Jer. 22:3). Al contrario, que la causa de los débiles triunfe, esa es la medida de la justicia (Pr.31:9). En la justicia social, la de la autoridad arbitraria, no es difícil que triunfe el poderoso, o los que son más, o los que tienen más poder (Am. 2:6).
Otro punto, es que no se debe confundir la remuneración oportuna (Lv.19:13), con remuneración justa. En ningún lugar se dice que exista tal cosa como remuneración justa, lo que se subraya es que es justicia pagar la remuneración en el tiempo convenido (Stg. 5:1-6). Tampoco se debe confundir la balanza y medida justa con el precio justo. En ningún lugar en la Biblia se menciona tal cosa como un precio justo, la justicia esta en respetar las medidas. El truco no estaba en el precio, el truco estaba en dar menos de lo pactado, distorsionando pesos y medidas, perversamente.
Un punto mas, producto de estas observaciones es que la justicia es individual solo en cuanto a su medida suprema. Dios es la fuente de la justicia “Los cielos declaran su justicia porque Dios es juez” (Sal. 50:6). “Los juicios de Jehová son verdad, todos justos” (Sal. 19:9b). Hay un factor de orden textual que los hombres ponen de lado para introducir sus razonamientos sobre la justicia, ese factor textual subraya que la justicia de Dios se aprende en la Biblia (Sal. 19:7-10; 119:142).
Este sentido dinámico de justicia es importante distinguirlo del aparentemente más estático “righteousness” del inglés. Da, éste último, la idea de un estado o vivencia que se proyecta más que de una convivencia que se debate y se configura con la obediencia de cada día. Hacer justicia y misericordia son conceptos dinámicos y ciertamente muy parecidos. 

martes, 9 de agosto de 2011

La Biblia y las afirmaciones de Steven Hawking sobre Dios

De cuando en cuando los científicos desbordan sus propios criterios y aventuran afirmaciones sobre cosas que están más allá del método científico. Pierre Simon Laplace (1749-1827) recorrió con su telescopio los cielos y dijo “examine el cielo con mi telescopio y no encontré a Dios”. El cosmonauta soviético Yury Gagarin (1934-1968) dijo “fui al espacio y no me tope con Dios allá”.  Mas recientemente el físico ingles, Steven Hawking (1942-  ), profesor de la cátedra Isaac Newton, hizo afirmaciones que pueden interpretarse en varios sentidos, en su reciente obra “El gran diseño” (2010).
No todos concordaban que el propósito principal de Hawking hubiese sido descartar a Dios. Hasta la entrevista que concedió a Elizabeth Tenety, del Washington Post, en donde sin ambages declara “yo considero que el cerebro es una computadora que deja de funcionar cuando sus partes componentes fallan”.  Mas adelante dice: “No hay cielo o vida posterior para computadoras averiadas; esa es una fantasía para gente que le tiene miedo a la oscuridad”. Por supuesto, Dios, sus promesas y su Palabra son temas que, desde Hawking hasta Pepe cristiano, relativizan en nombre de la hermenéutica, ciencia que desconocen pero de la cual asumen un solo punto, que en la Biblia Dios está tratando de esconderse en vez de darse a conocer.
Era mucho mas prudente la visión de L. Witggestein que opinaba “de lo que no se puede hablar no se debe hablar”. Pero claro, su veta era una mezcla entre positivismo lógico y filosofía Kanteana, que separaba el conocimiento observable del conocimiento espiritual. Kant había querido proteger a Dios de las manos traviesas de la razón humana, y terminó ocultándolo del todo tras la idea de que el conocimiento espiritual esta mas allá de nuestra capacidad cognitiva.
La cátedra de Newton, que hoy ocupa Hawking, fue la de un hombre revisionista de la religión cristiana, pero ciertamente jamás hubiese llegado a la osadía de pensar que Dios era un objeto cultural y por ende fácilmente descartable. Newton era, por el contrario, un creyente en Dios y estudioso de la profecía bíblica, en especial del libro de Daniel y de Apocalipsis, pero, es claro que esto último no era su especialidad.
Tampoco es especialidad de Hawking la teología. Como ha dicho Peter Leeson, “la física ha avanzado encontrando razones astutas para NO plantearse ciertas preguntas”. En mi opinión, la pregunta clave la hizo el matemático y filósofo G. W. Leibniz (1646-1716), cuando decía que lo que le inquietaba era “porqué existía algo y no la nada”.  Es decir, porque vivimos con esperanza, planes y propósitos que no nacen de la materia y no en el sin sentido, el vacio, la ausencia, la soledad y la profunda oscuridad del infinito, de la nada.  
Hawking responde es gracias a la computadora que llevamos puesta, el cerebro. Pero afirmar eso es una credulidad descomunal, mayor que si creyéramos que un día, caminando al lado del Océano nos encontramos ahí, en la arena, en medio de la soledad y de la nada, el último IPad y llegamos a la conclusión que entre el sol, la arena del mar, el ruido de las olas, el roce con caracoles y estrellas de mar, con la varita mágica de millones y millones de años, esa IPad paso por distintas generaciones, de micro chip hasta la elegancia y belleza que hoy despliega, todo producto del azar y las mutaciones. Gracias por la brillante respuesta pero es demasiado simplista para mi.
Al contrario de la computadora de Hawking, me parece que Hawking ha dañado a la ciencia al olvidar, arrogantemente, los límites de la ciencia. Si Hawking fuera el único ser humano en haber cruzado el umbral del mas allá, su afirmación sobre Dios y el cielo tendría algún valor, pero como no ha presentado pruebas de que lo haya logrado, sus palabras sobre este tema no valen mayor cosa. Al Dios de la Biblia se le conoce en Jesucristo, en las huellas de la historia de Israel, en el trajinar de la historiografía del evangelio y no en fórmulas matemáticas o al final de telescopio alguno. 

viernes, 5 de agosto de 2011

!Gracias por volver! Hoy pasamos los 10,000

Hoy rebasamos las 10,000 visitantes a este blog. Para estar en verdad convencido de que estamos llenando una necesidad, no importa cuan pequeña sea, solo faltan dos cosas. Que dejen su opinión a cerca de lo que leen, y que se suscriban como seguidores del blog.  Gracias a todos los lectores.